En Singapur vivía en un precioso condominio con todos los lujos que jamás me podía haber imaginado tener: dos piscinas, jacuzzi, cancha de tenis, gimnasio y un apartamento decorado con un gusto exquisito, no por mí, claro, sino por su propietario que me lo había alquilado por un módico precio, singapurensemente hablando, por supuesto.
—¿Te vas a la mar? —dijo Taitan tapando su escandalosa risa con la mano izquierda mientras bofeteaba el aire con la derecha.
No tardó en salir su novio Awen a ver qué pasaba. Los dos eran de Malasia y desde que llegué al apartamento fueron como mis hermanos mayores, protectores pero al mismo tiempo cariñosísimos.
—¿Qué me pongo? —pregunté un tanto molesta porque Taitan seguía sin parar de reír y, sinceramente, aquel conjunto no me parecía tan horrible, de hecho ya me lo había puesto varias veces.
—¿Adónde vas, cariño? —preguntó Awen serio, haciéndose cargo de la situación. De un manotazo apartó a Taitan del medio y cogiéndome de la mano me llevó hasta mi propia habitación.
Delante del armario le expliqué que un amigo organizaba una cena informal con varia gente de aquí y de allá pero lo más importante es que iba a estar su padre, porque bueno… en realidad, o sea, la fiesta iba a ser algo así como una excusa para presentarme en sociedad, en su sociedad.
—¿En sociedad? —preguntó abrumado Taitan que ya había entrado en mi habitación—. ¿Qué sociedad?, pero ¿de qué amigo estamos hablando?
—De… Abid Shah Mir —dije fingiendo la mayor naturalidad posible pero, lo cierto, es que ni siquiera me atrevía a mirarlos.
—¡Madre mía! —exclamó Awen con las manos sobre el rostro.
—¡Oh-my-my-my-GOOOOOD! —berreó el histérico de Taitan.
Empezaron a dar vueltas nerviosos por la habitación hablando en malayo y sin parar de hacer gestos extraños. Por fin se detuvieron, y me amenazaron diciéndome que si no les contaba la verdad sobre mi relación con el jeque, no me ayudarían con el vestuario. Así que resoplando me senté sobre la cama, y les conté todo, que fue Ankit quien nos presentó para que le ayudara con el español porque se iba a Argentina a una competición de polo en septiembre. ¡Polo, me encanta…! Dijo Taitan derritiéndose sobre la cama, al imaginárselo cabalgando.
—Pues eso… vamos, que enseguida empezó el tonteo, los primeros besos y…
—¡Pasión paquistaní! ¡Me encantaaaaaaaaaaaa! —gritaba Taitan sin parar de dar palmas.
Awen con rictus serio le mandó callar y después me dijo en tono comprensivo y muy lentamente:
—Cariño, Abid Shah Mir, el jeque paquistaní Abid Shah Mir, está comprometido con la no menos millonaria y hermosa Anilah Raza, cariño, lo siento pero están comprometidos.
—Estaban. Abid ha roto el compromiso, y hace dos semanas me presentó a su padre… —dije.
Taitan se levantó de la cama de golpe y empezó a revolotear por toda la casa como una mosca cojonera, sin parar de gritarme que escribiera una novela contando todo aquello porque me haría de oro.
—Cariño, rompes moldes —dijo Awen rebuscando ya algo dentro del armario para mí.
Salí de casa con un vestidito provenzal, muy del estilo de Carolina de Mónaco poco después de enviudar. Era azul con florecitas rojas muy diminutas, de manga corta, cuello redondo, podría escotarse más porque tenía botones desde arriba hasta abajo, pero Awen me aconsejó no desabrocharme ninguno, daba mejor imagen. Taitan me convenció para llevar las sandalias rojas de sólo una tira ancha sobre los dedos, eran de tacón bajo, muy finas. Awen no aprobó el calzado hasta que no me vio con todo el conjunto puesto.
Me acompañaron hasta la entrada del condominio donde ya me esperaba un chófer dentro de un elegante coche negro de cristales tintados.
—Esto es igualito que Pretty Woman… —musitó Taitan a puntito de llorar.
—Taitan, Julia Roberts era prostituta —dije soltando una carcajada, enseguida me siguió Awen muerto de risa que, a pesar de conocer a su novio desde hacía años, nunca dejaba de sorprenderlo.
Los besé y me metí en el coche diciéndoles adiós con la mano. Una vez dentro, el chófer me saludó agachando cortésmente la cabeza y, sin decir nada, arrancó. Me hundí en el asiento de atrás. Estaba nerviosa, muy nerviosa.
(continuará...)
9 comentarios:
Echaba mucho de menos al Jeque. La continuación no se hará esperar una semana entera no? verdad que no? jejeje. Piensa en tus seguidor@s!!!! Mil bsos.
Muy nerviosa me has dejado a mi! segunda parte yaaaaa! Besoooo!
ay!!!! que ganas de la segunda parte pao!!
como siempre....GENIAL!!!
besos
Ma
¿Pero té te crees que nos puedes dejar así?
Ayyyyyyyy!
No nos hagas esperar demasiado, Elvirita!
Muaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
estoy totalmente metida en la historia que me creo que la que va en el coche con el chofer soy yo y... continuara.... jejejeje espero la continuacion muy impaciente...... lo que me gusta es que no me va defraudar nada nada. Mil besos
uf, qué susto! cuando he leído el título, he pensado que habías escrito un cuento sobre nosotros!! es mucho mejor optar por la fantasía que por la realidad!! jajaja! bueno, y eso...a ver cuándo escribes la continuación! por cierto, ayer pusieron en la tele Pretty woman!!!
esto pinta muy bueno, aquí estaré.
saludos Elvira
Sí, yo también echaba de menos las aventuras del jeque, la verdad es que es un personaje que da muuuuucho juego, jejeje! Prometo no retrasarme demasiado con la segunda entrega.
Patricia, no cantes victoria, el próximo año hablaré de vosotros, porque las represalias me pillarán lejos... ;-) Mua!
Gracias, chicas, besitos a todas!! Muaaaaaa!!!
oyee que bien que esta marchando todo eh??
A ver que cara pondrá el jeque cuando te vea asi de bella...
Segunda parte prontoooo...
Publicar un comentario