20 nov 2011

Cría cuervos

La niña y los cuervos de Luz María Santecchia

La chica del fondo de la barra tiene 27 años. Menuda. Pelo a lo garçon. Pantalones grises pitillos, camiseta de los Ramones, y, a pesar de ser febrero en Madrid, lleva unas finas bailarinas granates sin calcetines. Mientras pega un trago a su segunda cerveza, garabatea en un pequeño cuaderno.
Un hombre de 55 años entra en el bar. Delgado. Abrigo marrón tres cuartos y gorro de lana negro. Camina hacia el fondo de la barra.
―¿Mónica Verdejo Real?
La chica levanta la vista de su cuaderno. El hombre se apoya en el taburete de al lado y extiende su mano.
―Federico Vildósola, asesino a sueldo, he venido a matarte.
―¿Quieres tomarte algo?
―Antes, estas cosas te hacían gracia.
―Pues ya no, tengo casi treinta años, papá.
El hombre pide un café a la camarera, y se quita el gorro.
―Papá, verás, necesito dinero.
―¿Y el trabajo aquel?
―El jefe era un cretino y sabes que lo mío no es ser dependienta, soy diseñadora.
―Hemos hablado de eso y… Oh, gracias ―dice a la camarera que deja el café frente a él―. Puedo pagarte los estudios. En Barcelona hay muy buenas escuelas de diseño, pero me parece una locura invertir en crear tu propia colección de moda, no tienes experiencia de nada, no has…
―¡Nunca confías en mí!
―Cariño, escúchame, te veo muy poco centrada. Empezaste derecho y lo dejaste, después periodismo y que tampoco, después que arte dramático en Londres, nada, en menos de dos años estabas de vuelta. No sé, de verdad, no sé si fue el divorcio con tu madre o qué, pero…
―¡A ver, papá, no soy una niña! ―Se frota la cara con las manos y continúa más calmada―. No es fácil ser la hija perfecta, ¿sabes?
―Mi vida, no quiero que seas perfecta, sólo que estudies algo y aproveches tu talento. Eres lo único que tengo en esta vida y no quiero ver cómo malgastas tu tiempo. Luego, cuando me muera, puedes hacer con tu vida lo que quieras.
―¿Me vas a dar ese dinero o no?
El hombre bebe un trago de café, se limpia la mancha del labio superior con el inferior y, tras una pausa, le pregunta cuánto necesita.
―Seis mil.
El hombre la mira y cruza los brazos.
―En septiembre te ingresé dos mil quinientos para un supuesto curso de diseño que nunca has empezado. En diciembre otros tantos mil, porque tu compañera de piso se había ido y tenías que hacerte cargo de pagar su parte. Así que dime para qué quieres tanto dinero ahora.
―Para un seminario de nuevas tendencias en la Universidad de Nueva York. Dos semanas en mayo. Acaban de abrir la matrícula. Es importante. Confía en mí, papá, por favor, por favor…
―Mañana haré la transferencia ―dice el hombre suspirando mientras se levanta―. Con tantos disgustos, me vas a matar, hija mía…
La abraza y sale del bar.

La chica sentada en la mesa junto a la ventana tiene 27 años. Pantalones pitillos verdes, camiseta Custo y, a pesar de ser marzo en Madrid, lleva unas bambas azules. Pega un trago a su primera cerveza mirando al frente.
Un hombre de 33 años entra en el bar. Corpulento. Chaqueta negra de cuero. Camina hacia la mesa junto a la ventana. La chica de 27 años lo mira. Saca de su bolso un sobre y se lo da.
―Ahí van once mil. El resto te lo daré dentro de dos semanas. Sabes lo que tienes que decir, ¿verdad?
―Sí.
Se guarda el sobre bajo la chaqueta y sale del bar.

Un hombre de 55 años entra en el portal 112 de la calle madrileña Arturo Soria. Delgado. Abrigo marrón tres cuartos y con un gorro de lana negro en la mano. Abre el buzón, coge las tres cartas del banco y lo cierra. Camina hacia el ascensor.
El hombre que lo mira desde las escaleras tiene 33 años. Corpulento. Chaqueta negra de cuero. Camina hacia él con la mano bajo su chaqueta.
―¿Alonso Verdejo?
―Sí.
―Soy Federico Vildósola.
 

3 comentarios:

Atxu dijo...

Hola, mi nombre es Mónica, soy depresiva y he matado a mi padre.
Te queremos, Mónica

Joe, Elvira..... el hombre parecía majo Sniff....

Elvira Rebollo dijo...

Las cosas nunca son lo que parecen, Atxu, o debería llamarte: Kañamon's Atxu?? jajaja! Mua!

sempiterna dijo...

Sí, es verdad, parecía majo. Jajaja. En fin, me gusta :), besos!