6 dic 2011

Reasignando roles

 Lioness and cub de Paul McKenzie
—Oye, ¿entonces cuándo vienes?
—No, ama, por eso te llamo que…
—Mierda de teléfono, es que no se oye nada, ¿hija?
—A ver, ama, que te digo que al final me quedo en Madrid porque…
—Nada, nada, que no se oye nada.
—¡Ama, cambia el auricular de oreja! ¡Con la izquierda!
—Sí, sí, ¡mierda, mierda!
No había nada más patético que dos sordas hablando por teléfono.
—¡No cuelgues, cariño! ¡No cuelgues que te cojo en el de la cocina, que el inalámbrico es un asco! Qué asco, de verdad, de verd —Clic.
Mientras esperaba a que volviera a coger el teléfono me recosté en el sofá. Cuando escuché su voz de nuevo, intenté explicarle  por cuarta vez que el fin de semana no iría a Bilbao, porque me habían surgido planes con Min y Gael. La verdad era que no tenía ánimo suficiente para pasarme 5 horas en un autobús ni 48 en casa de mis padres.
—¿Que qué?, ay, espera, que anda Elsa con la aspiradora y… ¡Elsa, apague eso!, ¡apáguelo!, que tengo a la tolola al teléfono y para una vez que llama pues… A ver, dime.
Tolola. Yo era la tolola. Hola, Elvira Rebollo, escritora y tolola. Inspiré profundamente, tan profundamente que hasta creí meterme para dentro. Después, apretándome la boca con el puño, solté el aire por la nariz lentamente.
—Mamá, que te decía que me quedo en Madrid —Hice una pausa, mientras cavilaba la venganza—. Porque el psicoanalista me ha aconsejado no ir. Dice que estoy avanzando mucho y que tú, ahora mismo, no serías una buena influencia para mí.
Se hizo el silencio. Y es que mi madre es incapaz  de llevar la contraria a los curas, los profesores y los médicos.
—Bueno… oye, pues no sé, si te lo ha dicho, ¿verdad?, habrá que hacerle caso porque… Pero, oye, este señor estará colegiado, ¿no? —Se me escapó la risa—. ¡Serás mala! Ya me extrañaba a mí, ¡qué sinvergüenza eres! ¡Pocas madres como yo, muy pocas! Pero claro, me odias tanto que a saber las barbaridades que le habrás contado sobre mí, aunque si es un buen profesional se habrá dado cuenta de que detrás de ti está el trabajo de una madre coraje. Que si no llega a ser por mí, Dios mío, no terminas ni el colegio…
—Ama, no empieces, además no te odio.
—Sí, sí, sí me odias, claro que me odias, que me pones a parir en tu blog, pero mira, una cosa te voy a decir, prefiero que me pongas a parir, que no como a tu padre ¡que ni lo nombras!
Me reí. Qué tía, imagino que de ella habría heredado la falta absoluta de empatía.
—Bueno, entonces, no vienes porque no te da la gana, ¿no?
—Más o menos —contesté.
—Bien, pues hablando en serio, ¿qué dice tú psicoanalista?
—Nada, no habla.
—Ya. No será judío, ¿no?
—No, es gallego.
—¿Gallego judío?
—¡No, mamá!, ¡gallego-gallego!
—Cómo te pones, hija, de verdad, no se te puede decir nada. Es que los judíos son muy peseteros y, con tal de seguir cobrando, es capaz de alargar la terapia. Una cosa te voy a decir, la crisis de este país ya sabes por qué es, ¿no? Porque echaron a los judíos —Cerré los ojos y resoplé—. Escúchame, tú ahora llenas el país de judíos y la economía se levanta echando virutas. Estos son de ojo por ojo, euro por euro. Están todos forrados, dime, ¿tú conoces algún judío pobre?
—Y yo qué sé, mamá, el único judío que conozco en este país es Jon Juaristi.
Las carcajadas de mi madre me hicieron sonreír.
—Ay, la cosa es —empezó diciendo retomando el aire— que aunque tu psicoanalista no hable, en algo te estará ayudando, porque yo te veo mucho mejor que el año pasado, madre mía, ¡ni punto de comparación!
—Sí, no sé, es todo muy largo y…
—¡Ya estás, ya estás, la inmediatez!, ¡como tu padre, el aquí y ahora! Hay cosas que necesitan su tiempo. De todas formas, si quieres mi opinión, creo que lo tuyo es un clarísimo complejo de Electra, por lo de tu padre, el estar pero no, ya me entiendes.
—Ama, todas mis parejas han sido más jóvenes que yo.
—Ya, bueno, pues entonces debe ser algo de complejo de Micro.
Estallé en una carcajada. Conocía a esta mujer hacía más de 30 años y seguía sorprendiéndome con sus ocurrencias. Cuando conseguí estar un poco más seria le conté que lo había dejado con Rafa, y que sin más.
—Claro que sin más, muy bien. Si no estabas a gusto, es lo mejor que has podido hacer. Porque una cosa te voy a decir —cuánto odio esa frase suya—: yo antes pensaba que eras muy golfa.
—¡Mamá!
—Hija, es que compréndeme, que si uno, que si el otro, ahora el alemán, el gabacho, que vengo, que voy con el calvo, que te vas a Pakistán, que no, que el americano, el Pedro ¡por favor! Pero, mira, ahora te envidio, porque he cambiado aunque no te lo creas —Sí, claro que me lo creía—. He cambiado mucho, mucho, mucho, muchísimo, y ahora te miro y me pregunto por qué coño me tuve que quedar yo con el primero —Me reí, ella hizo una pausa y con tono serio continuó diciendo—: No quiero que te sientas sola, es solo un tiempo, aparca tu inmediatez dichosa y relájate. No me cabe ninguna duda que sabes lo que quieres y, a diferencia de tu madre, lucharás por conseguirlo.
Se me cayeron las lágrimas, y fingiendo prisa colgué el teléfono, con la enorme culpa de no saber decirle lo mucho que la quiero. 

8 comentarios:

Mai dijo...

Pues Elvi, ya se lo has dicho. Y muy bien dicho!!!! Un beso enorme

Mizú dijo...

Que bonito Elvira! y que razón tiene tu madre! con la lucha tiene mejor sabor la recompensa! un besazo!

Doctora Anchoa dijo...

¿¿¿Tolola??? lo mismo quedo de ignorante, pero ¿qué es tolola?. Envidia me das con la conversación con tu madre.

Miss Hurry dijo...

¿Por qué será tan dificil decirles que las queremos? Yo alguna vez lo he hecho, pero siempre cuando no viene a cuento "oye, que te quiero, eh! Y bueno venga, luego hablamos"... algo es algo :P
Yo también quiero saber qué es tolola!

ma dijo...

Como siempre......... genial! me ha encantado!!!!
madres, hijas y telefonos.......pq nos diremos todo por telefono?
besos!

susu petalos dijo...

jajajaja.Me encanta,yo estoy todo el día enganchada al telefono con la mía,y también me cuesta decirle que la quiero.Alguna navidad que otra le regalo una carta,un poemilla.Con un papel se hace más fácil.

Anónimo dijo...

Soy amiga-amiguísima del ama y me ha encantado. Espero que ya lo haya leido y si no, porfa, leedlo juntas porque me consta que, en estos momentos, necesita mucho cariño; se acercan fechas para recordar, más aún si cabe, a los que ya no están con nosotros. Me gustas Elvi-Pau....
Glori

Elvira Rebollo dijo...

Jajajaj!! Chicas, mejor no os digo lo que significa tolola, imaginación la poder...
Sí, las madres son muy pedorras pero se las quiere mucho.
Susana, seguro que tus poesías la emboban porque son preciosas.

Glori, ni te imaginas la ilusión que me ha hecho tu comentario. Pues sí, en breves para Bilbao a hacer intensivo navideño y a tirarme de los pelos con tu amiguísima, jajaja!! y a darnos mucho cariño, claro que sí, porque la loca por excelencia ya no está y la vamos a echar mucho de menos jugando al Monopoly...
Gracias, porque me dicen que me lees siempre, besazo!