3 oct 2011

El gallo, las gallinas y la lombriz

Dos gallinas y un gallo de Emilio Lanza




La  lombriz Boj estaba en mitad del corral. Miles de ojos gallináceos la querían picotear, pero sabían que debían esperar al rango superior.
La puerta del corral se abrió y el rango superior entró, capitaneado por el gallo Aleto, y sus incondicionales: las gallinas nº1 y nº2. Llegaron hasta el fondo del lugar, se dieron la vuelta y entonces dijo Aleto: “Haya silencio” y hubo silencio. Vio Aleto que el silencio estaba bien, y apartó las gallinas ponedoras de las no ponedoras, alertando que no pisaran a la lombriz del centro.
Una vez instaurado el orden por encima del caos y la confusión, preguntó Aleto: “¿De qué se le acusa?”. “De agujerear nuestra tierra, señor”, contestó la gallina nº1. “No la agujereo. Remuevo, aireo y enriquezco el suelo, contribuyendo a que se mantenga fértil, señor”, aclaró el propio Boj.
Aleto levantó la cabeza, la ladeó y mirando a la lombriz con un único ojo, el izquierdo, dijo: “Pareces un buen complemento, Boj”.
“¡No!”, irrumpió la gallina nº2, “Señor, has bendecido su labor y por tanto te teme en balde, pero critica su obra y verás cómo, en pocos días, destrozará tu corral”.
Bajó Aleto la cabeza y dijo a sus incondicionales: “Bien, ahí tenéis a vuestra lombriz. Cuidad sólo de no matarla”. Y las incondicionales, saliendo de la presencia de Aleto, se abalanzaron sobre Boj y la picotearon por largo tiempo. Terminada la tortura, se alejaron. Y, colocándose nuevamente tras las plumas de Aleto, vieron retorcerse a Boj, hinchada en protuberancias sobre su viscosa y, ahora, sangrante piel.
“¿Quién es este gallo que puede tratar así a una criatura de su corral?”, dijo la lombriz, recuperando algo de aliento.
“¿Lo ve, señor?”, exclamaron nº1 y nº2. 

“¡Arrepiéntete, Boj, arrepiéntete y sella los agujeros de este lugar que tanto mal han provocado al no servir, absolutamente, para nada!”, bramó Aleto ofendido por sus palabras.
En ese momento, un zorro entró en el corral enfermo de hambre. Boj, se escurrió en uno de sus agujeros. Aleto, nº1, nº2, las ponedoras y las no ponedoras corrieron histéricos por todo el gallinero pidiendo clemencia, pero el zorro terminó por devorarlos a todos.
Aquella noche, la lombriz, algo recuperada, salió de su agujero, y, observando semejante imagen desoladora, dijo: “Produzca la tierra vegetación”. Y así fue. La tierra produjo vegetación.

5 comentarios:

Mai dijo...

Elvira, nunca dejas de sorprenderme. Muy bueno. Besazo.

Anónimo dijo...

Absolutamente prendada de esta capacidad tuya que te permite cambiar de registro sin despeinarte siquiera. Por otro lado, me ha encantado. No imaginas lo cercana que me ha resultado tu fábula, en sus dos vertientes, la real (puro gallinero) y la imaginaria.
Buenos días y ¡enhorabuena, Elvira!

Itsaso dijo...

Me ha encantado prima!! Un beso!!

Espe dijo...

Genial :) Besos

Pd: Me gustaría invitarte a mi blog
http://letraslibrosymas.blogspot.com/
Yo ya te sigo.

Amalie Leschamps dijo...

Madre mía..qué situación pasó el pobre Boj...pero lo importante es que fue el único que sobrevivió. Y puede mirar hacia adelante.
Enhorabuena por esta fantástica fábula.