Agosto de Javier Avi
El
espacio.
El
espacio es la extensión que contiene toda materia existente. ¿Qué
significa esto? Que yo soy muy materia con mucha extensión. Es
decir, no te acerques si no es estrictamente necesario. Los besos
están sobrevalorados y los abrazos creo que deberían ser
denunciables. A los que me llaman huraña les explico, mientras les
pido que se alejen un poco, que es una simple cuestión de espacio.
Es
verano, Madrid, 03:45 de la mañana, duermo, hace calor, mucho calor,
mucho más calor. Oigo un plof que me despierta. Alargo la mano y
Joan no está a mi lado, me asomo al borde de la cama y lo veo en el
suelo.
—¿Qué
haces ahí...? —pregunto.
—Aquí
se está más fresquito...
—Ya...
Y
con una inevitable sonrisa me tumbo en mitad de la cama con los
brazos y piernas extendidas. Sí, es toda mía, ¡toda mía! Y en mi
cabeza retumba una carcajada malvada.
El
miedo a la soledad.
El
miedo a la soledad debe ser eso que la gente siente y que nunca he
terminado de entender.
Esplendor
en la soledad.
Esplendor
en la soledad debe ser eso que yo siento y que nunca la gente ha
terminado de entender.
Verano
también, Madrid, 19:15 de la tarde, hablando con mi madre por
teléfono, no hace tanto calor pero me arde la cabeza.
—...
que no, mamá, que no nos vamos a separar, solo que Joan... ¡No!...
Carmina, ya... Pues si le ha salido curro en Barcelona, ¿qué
quieres que haga yo?... No, cerró la granja de caracoles... ¿Pero
quién es Carmina? Por favor, mamá, tengamos una única
conversación... Ya... Sí, la crisis... No, no paso miedo sola en
casa... Sí, siempre cierro la puerta... ¡A ver!, ¿qué hago yo
allí?, ¡Joan no va a tener ni un minuto libre!, ¿sabes lo que se
tarda en pintar toda la fachada de un bar?, ¡solo tiene tres
semanas!... No, mamá, yo no le puedo ayudar... ¡Pues porque no sé
pintar!... Colorear tampoco... Que no, que no nos vamos a separar...
No, tampoco voy a subir a Bilbao... ¡Porque no!... ¿Quién?... Ya,
se le escapó a Carmina, ya... ¿Castrado?... Ah... Ya... Ya... ¡Pues
porque tengo muchas cosas que hacer en Madrid!... ¡¿Pero quién
coño es Carmina?!
Manipulación.
Manipulación
es aquello que niego hacer cada vez que utilizo la expresión “hay
que” o “si no quieres no”.
Sigue
siendo verano, Madrid, 21:30 de la noche, Joan y yo tumbados en el
sofá ante la televisión, pegados por el calor. Alargo un piececillo
que toca el suelo.
—Ay...
qué gusto... —digo.
—¿El
qué?
—No,
nada, el suelo, que está fresquito, muy fresquito...
Joan
lo toca con la mano. Coge un cojín y plof. Estiro las piernas y
sonrío. ¡JA-JA-JA...
—Oye,
nena.
—¿Qué?
—Que
al final el Miquel me ha llamado, que se lo ha pensado y que no va a
chapar el bar en agosto, así que el mural se lo pinto en septiembre. Por eso creo que me voy a quedar todo el mes, bueno, si no quieres no.
Enciende
un cigarro y sonriendo acaricia al gato. Un momento, ¿de quién es
ese gato? ¡De Carmina,
hija!
2 comentarios:
Jijiji, como siempre, me encanta.
Gracias, Miss Hurry! Y aunque no me gusten, te mando un beso de los grandes: MMMMUUAAAA!!!!!
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