Blue Man Group and Venus Hum I feel Love
Elvira
esperaba sentada en una silla frente a un pequeño escritorio. El despacho era
de Gloria Sampere, coordinadora de estudios en la academia de idiomas Spanish Lessons Track-Madrid. Qué
ridículos sonaban todos los nombres de centros de idiomas, pensaba Elvira.
―Perdona,
Elvira, por este pequeñísimo retraso ―dijo la coordinadora entrando por la
puerta a paso ligero y con la mano ya estirada para saludar a la joven. Elvira llama
a este tipo de mujeres: las thermomix, porque se empeñan en hacerlo todo de
golpe, para no perder tiempo. Ella es más de a fuego lento.
―No
pasa nada ―contestó. Se levantó y le dio la mano, después se volvió a sentar.
―Bueno,
vamos a ver. Elvira Rebollo, aquí te tengo ―dijo rescatando de una montaña de
papeles el currículum de ésta―. Vale,
pues sí, efectivamente tienes una formación extraordinaria y, bueno, veo que tu
experiencia es extensísima, ¿no? A ver, China, Cuba, Francia, sí, sí, sí… Singapur,
Estados Unidos y... a ver ―decía sin levantar la vista de las dos hojas―, ahora
mismo estás en dos universidades en Madrid, ¿verdad?
―Sí,
lo que pasa que en verano no hay cursos, entonces me estoy buscando un poco la
vida y…
―Claro,
claro, porque el profesor de español es ese ente que divaga, ¿verdad?, por el
espacio docente con el sambenito de la maldita enseñanza no reglada. ¿Que qué
significa? Libertad para que cada centro ponga sus reglas, pague lo que quiera
y extienda contrato siempre y cuando le venga bien. Nosotros no te vamos a
hacer contrato, Elvira.
―Ya,
no os viene bien.
Gloria
se rió y luego añadió:
―Las
cosas son así.
―Ya.
―Como
te dije por teléfono nos interesas por tus tres años en China. Porque tenemos
ahora mismo tres grupos intensivos para estudiantes chinos, y queremos que los
lleves tú.
―¿Los
tres?
―Los
tres. Cada intensivo es de tres horas diarias. Suficiente, porque son iniciales
absolutos, si les metemos más horas, los reventamos.
―Pero,
perdona ―Agachó la cabeza, se llevó la mano a la frente y se rió un poco
nerviosa―. Es que en ese caso, estamos hablando de que voy a dar 9 horas de
clase al día.
―Efectivamente.
Es un favor que te hacemos.
Elvira
abrió los ojos como platos.
―¿A
mí? ―Se moría por saber qué entendían por favor.
―No
sé si te lo comenté, si no te lo comento ahora y ya está. Mira, la cuestión es
que pagamos a 7 euros la hora. Así que te damos la oportunidad de trabajar
hasta 9 horas diarias para que te hagas con un salario más o menos rentable, ¿me
entiendes? Pero no lo comentes mucho por ahí, porque esto lo hacemos un poco,
porque, a ver, comprendemos el currículum que tienes, y nos parece lo más
justo.
Pero
Elvira ya no estaba allí para contestar. Su cuerpo sí, pero su cabeza había
volado hacía rato. Desde bien pequeña tenía el recurso de ahogarse en alguno de
sus recuerdos para no sufrir el momento. Y Elvira recuerdos tiene muchos.
Siempre piensa que de ser cierto eso de que al morir toda tu vida pasa por
delate de tus ojos, en su caso se debería morir por lo menos tres veces, para
que le diera tiempo a verlo todo.
Estaba
en Las Vegas. Acababa de entrar con su amiga Cristina al teatro del Hotel The Venetian.
Recordó que al sentarse Cristina hizo un gesto de dolor. El tatuaje, que se
había hecho la noche anterior, le molestaba. Dos dados en movimiento, dibujados
en su ingle, era el recuerdo que se llevaba de la ciudad del pecado. Elvira
también, se tatuó un lunar en el antebrazo izquierdo, siempre fue muy lanzada.
Revivió el nerviosismo con el que las dos amigas se colocaban el impermeable de
plástico, que les habían ofrecido en la entrada, y se sacaban fotos con el
móvil. Las luces se apagaron y con un estallido de focos fluorescentes, el
escenario se iluminó y Blue Man Group
hizo su aparición. Vio, de nuevo, a los tres hombres azules golpear tuberías en
charcos de colores. Recordar el ritmo de la percusión le agitó el corazón.
―…
los grupos serán de 24 ó 25 estudiantes. Sé que son muchos, pero subdividirlos
significaría pagar a otro profesor y eso, en estos momentos, es inviable…
A
Elvira se le iluminaron los ojos al visualizar, otra vez, el parpadeante vestido de Annette, la voz de Venus Hum. Ya estaba en el escenario con
Blue Man Group y la versión de I Feel Love inundaba el teatro entero.
―…no
hay presupuesto para fotocopias, por lo tanto, bueno, no sé si tendrás
impresora en casa o si no, te tendrás que conformar con utilizar ejercicios únicamente
del manual…
Ooh,
it’s so good, it’s so good, it’s so good…, ooh I’m in love, I’m in love, I’m in
love…, I feel love, I feel love, I feel love…
―…
el manual te lo prestaremos, pero no puedes escribir nada en él, porque en
cuanto terminen los cursos, lo deberás devolver…
Ooh,
fall and free, fall and free, fall and free… Las dos amigas se perdían entre el
papel higiénico que caía del techo. Metros y metros de papel. Carcajadas y gritos… Ooh, you and me, you and me, you and me…
―…entonces,
pues no sé, si no tienes preguntas, me gustaría saber si te interesa ―Silencio―.
¿Aceptas las condiciones? ―Silencio―. ¿Elvira?
Elvira
la miró sin expresión alguna, extendió los brazos en cruz, alzó la vista y:
―¡I
feeeeel looOOOÔÔÔôôooOOÔÔVE!
―¿Eso
es un sí…?
4 comentarios:
¿No te quejarás de esas IN-ME-JORABLES condiciones de trabajo, verdad?? jejeje. Ains..
¿¿¿Einggg??? Joer, y aún querrá que le des las gracias por semejante súper favor...
Cristina, a que me entiendes? jajajaja!! podríamos escribir un blog contando solamente nuestras batallitas de gremio. Besazo! (me encanta tu bola peluda)
Miss Hurry, sigo IM-PRESIONADA ;-)
Anchoa, el inescrutable universo de los favores es fascinante... jajajjaa!!!
Tremendo comprobar que después de más de treinta años, las cosas siguen más o menos igual. No se si te consuela que no te pidiera además pasar dos veces a la semana el aspirador...
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