Friends and a telephone por StudioStoks |
Videollamada. En la pantalla
de un ordenador aparece la cara de tres mujeres residentes en Madrid. Llevan 57
días confinadas en sus casas por una pandemia que afecta al mundo entero porque un chino se
comió un murciélago en diciembre de 2019.
En la línea de arriba, a la
izquierda aparece Almudena: 44 años, bibliotecaria en la UCM, madre soltera y
superviviente. Media melena con flequillo, a lo Amélie. Camiseta negra con
ilustración de los Blackberry
Smoke, diseñada por Joan, pareja de Elvira. Gafas azules,
grandes y de pasta. Sin maquillaje.
A la derecha, Elvira: 42
años, escritora fracasada, imparte clases online a compatriotas del que se
comió el murciélago. Pelo recogido en un moño alto. Sudadera granate de la
Trinity College. Gafas negras, grandes y de pasta. Sin maquillaje y con un poco
de dentífrico junto a la nariz para, supuestamente, secar un grano.
Abajo, Beatriz: 41 años
recién cumplidos, actriz fracasada, trabaja de administrativa en la empresa de
su padre. Melena larga y suelta. Camiseta blanca de tirantes, sin sujetador.
Pintalabios mate rojo-cereza, grueso eyeliner negro y pendientes grandes de aro.
ALMUDENA.— A ver, el truco está en
añadir aceite en vez de mantequilla, sale mucho más esponjoso.
BEATRIZ.— Esponjoso sí que me queda, el
problema es que al sacarlo del horno se me desinfla cual polla asustadita.
ELVIRA.—¿De verdad que me habéis
convencido de la mierda de esta videollamada para hablar de bizcochos?
BEATRIZ.— Y de pollas.
ALMUDENA.— Elvira, ¿de qué quieres que
hablemos? Llevamos dos meses encerradas, ya no tenemos vida. Y como somos tan
imbéciles seguiremos así eternamente, somos de las pocas Comunidades que no
pasamos a la Fase 2.
BEATRIZ.— Fase 1.
ALMUDENA.— ¿Qué?
BEATRIZ.— Estamos en la Fase 0, Almu.
ALMUDENA.— ¿Cómo vamos a estar en la
Fase 0? Si estuviéramos en la Fase 0 de la desescalada, no habríamos ni
arrancado.
BEATRIZ.— Es que no hemos arrancado.
ELVIRA.— Lo que yo no entiendo es
que si se trata de una desescalada, ¿por qué no hemos empezado a contar desde la
Fase 4?, ¿entendéis?, 4, 3, 2, 1 y 0. Así la gente lo entendería mejor.
BEATRIZ.— Las Fases de la desescalada
no se entienden se cuenten como se cuenten.
ALMUDENA.— ¡Claro que no se entiende!,
¿por qué el País Vasco pasa de Fase si tiene más contagiados que Valencia pero
Valencia no?
BEATRIZ.— Porque Urkullu se la chupa
a Sánchez que da gusto.
ELVIRA.— (Imitando la voz de Trump.) Economía-First, economía-First. Me
voy a descojonar cuando el virus mute y en vez de matar a viejos empiece a
matar a niños, a ver a quién se la chupa Urkullu.
BEATRIZ.— ¡A Saturno!
ALMUDENA.— Devorando a su hijo…
ELVIRA.— Creo que lo ideal sería que
nos muriésemos todos: viejos, niños y cuarentones. Los animales recuperarían su
hábitat y todos contentos.
BEATRIZ.— Vale, vamos a imaginar que
nos quedan dos días de vida, el
coronavirus va a acabar con el planeta por completo, ¿sí? Elvi, ¿a quién te
tirarías por última vez?
ELVIRA.— ¿Por qué me tengo que tirar
a alguien?
BEATRIZ.— Porque es tu último deseo.
ELVIRA.— Mi último deseo no sería
follar.
BEATRIZ.— (Gritando.) ¡Abrimos la caja de los ex! ¡Me encanta!
ALMUDENA.— El sexo con César era
especial, tengo que reconocerlo. Muy piel con piel.
ELVIRA.— No me extraña, pesaba más
de 100 kilos, piel con piel y carne con carne.
ALMUDENA.— Elvira, eres una amargada.
Igual lo que necesitas es tirarte a un ex.
ELVIRA.— Igual lo que necesito es
que gente como tú deje de existir.
BEATRIZ.— Sí, chicas, vale, lo habéis
pillado, en eso consiste el juego, en dejar de existir. Bien, yo me tiraría a
Karl. Reconozco que echo de menos tirarme a un alemán silencioso,
parece que estén muertos, me pone mucho.
ELVIRA.— Eres una depravada, Bea.
BEATRIZ.— Lo que soy es una mujer que
lleva dos meses sin follar. Y os aseguro que lo he intentado todo. Hace casi 4
semanas, en una videollamada con Darío, nos empezamos a poner muy tontos, ya me
entendéis, ¿no?, bueno, así que le pregunté si le apetecía, ya sabéis lo que quiero decir, apetecer de apetecer, cada
uno en su casa pero… apetecer. Vale,
me dice que sí, ¡imaginaos! Pero de repente desaparece y le oigo gritar que
enseguida vuelve. Yo aprovecho, me quito las bragas y me desabrocho la camisa.
La imagen era la de la Maja desnuda versión 2.0. Al cabo de dos minutos, Darío regresa completamente vestido y con una
cerveza en la mano. Se pensaba que le estaba proponiendo beber juntos. Apetecer igual a beber. ¿Hola?
ALMUDENA.— (Entre carcajadas.) ¿Y qué te dijo al verte así?
BEATRIZ.— Que si tenía calor.
(Las tres mujeres
se ríen y aplauden durante un tiempo prolongado.)
BEATRIZ.— De verdad, chicas, ¿qué les
sucede a los hombres cuando pasan de los 40?
ALMUDENA.— Carlos me ha explicado que
los hombres ahora no tienen la crisis de los 40 hasta los 50. Porque a los 40,
actualmente, siguen teniendo niños pequeños en casa, todavía no se sienten
liberados, y que muchos se dedican a correr maratones o a hacer cualquier otra competición
deportiva. Es decir, una actividad que les exija practicar, durante horas, fuera
de casa, cuanto más lejos de su mujer e hijos, mejor. Y de esta manera también
se liberan del estrés que les crea estar cerca de su familia que normalmente no
es la vida idílica que se habían imaginado 10 años atrás. Así que a los 40 se
centran en el deporte que les ayuda a soportar la situación de su casa. Y ya
llegados a los 50, con los hijos mayores, es cuando se sienten capaces de
entablar relaciones fuera del matrimonio, porque no sienten tanta
responsabilidad. Y comenzaría la denominada ‘nueva crisis de los 50’, deseosos
de desquitarse de tanta presión volviendo a creerse jóvenes.
ELVIRA.— ¿Todo esto te lo ha
explicado tu coach? A ver si al final
no es tan inútil como yo pensaba.
BEATRIZ.— ¿Qué tiene que ver todo eso
con Darío? No tiene mujer ni hijos.
ALMUDENA.— No, pero tiene 40 años. Su
vida no está del todo organizada, quizá es lo que le frene, es posible que sienta
por ahí su responsabilidad.
BEATRIZ.— ¡Es actor!, ¡su vida nunca
va a estar organizada!
ELVIRA.— Touché, tu coach sigue
siendo un inútil.
ALMUDENA.— ¡Carlos no es un inútil! ¡Elvira, la gente tiene
derecho a reciclarse! Fue durante muchos años
consultor, conoce como nadie el mundo empresarial, si desde hace un par de años
ha decidido cambiar su trabajo y ayudar a los demás con sesiones de cocah, creo que no es nada malo. Tú
también te has reciclado.
ELVIRA.— ¡Por favor! ¡Estudiar un
doctorado no es reciclarse y mucho menos es timar a la gente con consejos de Wikipedia! ¡Estudiar un doctorado es
avanzar!
ALMUDENA.— ¿Avanzar? ¿Dar clases de
fonética online a chinos es avanzar?
BEATRIZ.— Vale, vale, vale, vale.
Entonces, Almu, ¿dices que es mejor añadir aceite al bizcocho?
No hay comentarios:
Publicar un comentario