Ópera gatuna por Javi Avi
Me desperté a las 5:30 de la mañana y no por vicio
precisamente. Vivir en el este de China significaba no que clareciera sobre las
5, sino que el sol ya estaba descojonándose con fuerza de todos nosotros a esas
horas. Calenté agua en el termo que me había regalado Verónica, vecina y compañera del departamento, porque lo habitual cuando llegaba un profesor nuevo
al campus era abastecerlo, para que fuera tirando, con lo que entre unos y
otros se había ido acumulando y sobrando. En mi caso, Verónica y Rober me dieron la bienvenida con dos platos, tres cucharillas, un tenedor, un cuchillo, un
túper, una sartén pequeña, un secador y el termo. Vertí el agua
caliente en el vaso y disolví el café instantáneo, todavía no había encontrado
un supermercado donde vendieran café molido. Rober ya me había dicho que en el
centro de la ciudad había uno con productos extranjeros, pero bajar a la ciudad
desde el campus suponía una hora y media de bus y, sinceramente, por el momento
no había encontrado el día oportuno para semejante expedición. Salí a uno de
los balcones que tenía mi apartamento a beberme el café. Las vistas no eran
ninguna maravilla. Edificios del campus, más edificios del campus y algún que
otro edificio del campus. Sin embargo, a la derecha, allá a lo lejos podía ver
el mar, y con ese poquito me conformaba. “Sí, muy bien, tengo vistas al mar”,
dije a mi hermano la primera vez que me llamó. Mentira lo que desde dice
mentira no era, ¿no?, y es que, aunque hubiéramos pasado de los 40, el ‘y yo
más’ seguía siendo nuestro juego favorito.
Pensé en Joan, pensé en nuestro gato Tomás, pensé en mi ex universidad de Madrid, pensé en mis ex compañeras, pensé en mi tesis sobre teatro, pensé en las vueltas que da la vida y pensé si debía depilarme el bigote hoy o mejor dejarlo para el fin de semana. Sí, levantándote a las 5:30 de la mañana puedes arreglar el mundo aunque sea con café instantáneo.
Pensé en Joan, pensé en nuestro gato Tomás, pensé en mi ex universidad de Madrid, pensé en mis ex compañeras, pensé en mi tesis sobre teatro, pensé en las vueltas que da la vida y pensé si debía depilarme el bigote hoy o mejor dejarlo para el fin de semana. Sí, levantándote a las 5:30 de la mañana puedes arreglar el mundo aunque sea con café instantáneo.
Me metí en la ducha casi una hora más tarde. Dejé esperar
el tiempo suficiente para que el agua saliera caliente, pero aquello no dejaba de
estar congelado. Después de tres ‘joder’ y un ‘me cago en la mierda del chocho-ano’, cogí mi móvil y mandé un mensaje de voz al grupo de profes y, a
su vez, vecinos.
―No me lo creo, ¡¿no hay agua caliente?!
El primero en contestar fue Rober también con un audio.
―A ver, mendruga, no hay hasta el día 23, están de obras.
Hay una notificación en el portal.
―¡¡¡¿Te refieres al papel pegado en la puerta que está en
chinoooo?!!!
Rober y Verónica hablaban chino perfectamente. Verónica se
había especializado en Lingüística Aplicada tanto de la enseñanza del chino
como del español, y Rober, a pesar de haber hecho la tesis sobre cultura china,
se había decantado finalmente por la Literatura Hispanoamericana.
―¡¡¡Pero no me chilles!!!
―¡¡¡Rober, no te estoy chillando!!!
―¡¡¡Pero si te estoy oyendo a través de la pared,
mequetrefe!!!
Me dio tal ataque de risa que tuve que apoyarme en la
lavadora (sí, tengo la lavadora dentro de la ducha, pero eso se merece otro
relato). También oí reírse a Vero. Y es que compartíamos tabiques, porque los
tres vivíamos en el sexto piso del bloque 4, bloques reservados únicamente a profesores extranjeros. Rober ocupaba el apartamento 1, yo el 2 y Vero el 3. Así
que oírles a ambos en estéreo estaba siendo lo mejor de aquella mañana.
Después de una refrescante ducha, salí de casa con el
tiempo suficiente para pasarme por el despacho de la decana antes de empezar
con las clases. Me había citado. Y debo reconocer que andaba bastante nerviosa.
Hacía tan solo 4 semanas que había llegado a trabajar a la Universidad y no
consideraba que mis clases estuvieran dando problemas, aun así me inquietaba
que quisiera comentarme algo. Toqué a la puerta de su despacho.
―¿Profesora Wang? ―pregunté con timidez. Oí algo en chino
desde el otro lado así que abrí la puerta y entré.
―Oh, Elvira.
La Decana Wang se levantó de su escritorio al fondo de la
habitación y se acercó a la puerta, me estrechó la mano con las dos suyas y me
invitó a sentarme en el sofá. No sabría calcularle la edad, con los chinos es
difícil, pero supongo que estaría cerca de los 60, no tanto por su aspecto sino
por su larga trayectoria como hispanista.
―¿Te estás adaptando bien, Elvira?
―Sí, muy bien, no hay ningún problema.
―Bueno, tú además ya habías vivido en China, así que es
un punto a tu favor.
―Sí, lo es.
―Me alegro. ¿Y las clases?
―¿Las clases? ―Necesitaba tiempo para pensar. Tragué
saliva―. ¿Las clases en su conjunto o… o… las clases, así, una por una?
―Sí, los estudiantes comentan que eres muy divertida y
veo que es cierto ―dijo riéndose tapándose la boca con la mano. Yo también me
reí aunque sin entender por qué y mostrando toda mi dentadura cual caballo―. Bien,
hay algo que debo comentarte.
―Comprendo ―contesté inquietándome otra vez.
―¿Conoces al Profesor Huang?
―No ―contesté con cierta vergüenza.
―Bien, el Profesor Huang es el decano de la facultad de
japonés.
―Oh.
―Y sabes que esta Universidad es reconocida por tener la
mejor facultad de japonés no de China, sino del mundo.
―Oh, del mundo…
―Bien. Hace años, el Profesor Huang levantó el grupo de
teatro de su facultad. Y ha cosechado muchos éxitos. ¿Conoces Talent Show?
―No. ―En realidad me vino a la cabeza Risto Mejide, pero
seguro que no iba por ahí la cosa.
―Bien, es un programa de televisión con mucha repercusión
en el país y lo ganaron en 2010, 2014 y 2016, gracias a sus representaciones.
―Oh.
―Creo que el trabajo del Profesor Huang es admirable,
porque no solamente incorpora nuevas técnicas de enseñanza de la lengua
japonesa, sino que además sabe promocionar la facultad a nivel nacional.
―Oh, sí, es maravilloso…
―Bien, por eso Elvira, hemos pensado que la facultad de español
debería abrir su propio grupo de teatro, es muy conveniente, y queríamos saber
tu opinión.
―¡Uy! ¡Pues me parece una idea genial!, no veo mejor manera
para incentivar a los chicos.
―¿De verdad? Qué alegría tan enorme, muchísimas gracias. ―La Decana Wang se levantó y fue a su mesa, cogió unos papeles y me los entregó con
ambas manos―. Bien, tienes 32 estudiantes matriculados en el Taller de Teatro,
empiezas la próxima semana.
―¿Perdón? ¿Yo?
―Claro, Elvira, estamos muy contentos de tenerte en esta
Universidad habiéndote especializado en
teatro.
―¡Oh, no, no, no! ―Me reí―. ¡No, madre mía! Creo que está
habiendo una confusión bastante grande. Lo siento pero yo no tengo ni idea de
llevar un grupo de teatro. Mi especialidad son textos teatrales, literatura, y
estoy muy contenta pero, de verdad, Profesora Wang, yo no sé cómo se monta una
obra teatral, lo siento.
―Comprendo, no quieres
hacerlo.
Utilizando aquel verbo, la Profesora Wang, muy
amablemente, me había llevado al borde de un precipicio. La decisión era mía:
un paso adelante o uno hacia atrás.
Reflexioné unos segundos, apreté los labios y finalmente
contesté:
―Sí, sí quiero
hacerlo. ―Y me alejé del vacío.
―Qué buena noticia, Elvira. Los alumnos van a estar muy
contentos. Y además, no es importante, pero hoy voy a comer con el Profesor
Huang y quiero decírselo.
Utilizando aquí el verbo, La Profesora Wang se había
colocado el dorsal a la espalda y había tomado su posición en la pista de
salida, la carrera estaba a punto de empezar.
Salí de su despacho con la lista de los estudiantes en la
mano, la miré y suspiré. No tenía ni la menor idea de por dónde empezar. Y
comprendí que el café instantáneo no era suficiente para arreglar el mundo, aquel mundo.
Continuará…
3 comentarios:
Qué alegría saber de ti!!! Y de ti por esos lares. Me alegra mucho que puedas estar dedicada a lo que amas, al teatro. Solo tengo una duda, ¿en qué idioma das tus clases? Bueno, dos: ¿en qué idioma vas a "montar la obra de teatro"? Aparte, ya veo que la decana Huang te conoce bien, será todo un reto, pero te veo metida en las tripas del teatro y sé que disfrutarás. Un beso enorme, querida!
En español, todo en español, ya veremos a ver qué sale, ganas no faltan 😉.
😘😘
Nadie como tú para organizar una pandilla de chinos a hacer teatro en español. La pena sera no veros por un agujerito...
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